sábado, 9 de diciembre de 2006

Viaje hacia Ítaca

Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca
debes rogar que el viaje sea largo,
lleno de peripecias, lleno de experiencias.
No has de temer ni a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni la cólera del airado Posidón.
Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta
si tu pensamiento es elevado, si una exquisita
emoción penetra en tu alma y en tu cuerpo.
Los lestrigones y los cíclopes
y el feroz Posidón no podrán encontrarte
si tú no los llevas ya dentro, en tu alma,
si tu alma no los conjura ante ti.
Debes rogar que el viaje sea largo,
que sean muchos los días de verano;
que te vean arribar con gozo, alegremente,
a puertos que tú antes ignorabas.
Que puedas detenerte en los mercados de Fenicia,
y comprar unas bellas mercancías:
madreperlas, coral, ébano, y ámbar,
y perfumes placenteros de mil clases.
Acude a muchas ciudades del Egipto
para aprender, y aprender de quienes saben.
Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca:
llegar allí, he aquí tu destino.
Mas no hagas con prisas tu camino;
mejor será que dure muchos años,
y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla,
rico de cuanto habrás ganado en el camino.
No has de esperar que Ítaca te enriquezca:
Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.
Sin ellas, jamás habrías partido;
mas no tiene otra cosa que ofrecerte.
Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.
Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia,
sin duda sabrás ya qué significan las Ítacas.

jueves, 7 de diciembre de 2006

Se puede

Si me ves cansada, fuera del sendero,ya casi sin fuerzas para hacer camino…Si me ves sintiendo que la vida es dura, porque ya no puedo, porque ya no sigo…
Ven a recordarme cómo es un comienzo, ven a desafiarme con tu desafío. Muéveme en el alma, vuélveme al impulso, llévame a mí misma…
Yo sabré entonces encender mi lámpara en el tiempo oscuro y entre el viento frío Volveré a ser fuego desde brasas quietas que alumbren y aviven mi andar peregrino.
Vuelve a susurrarme aquella consignadel primer paso para un principio.
Muéstrame la garra que se necesita para levantarse desde lo caído.
Si me ves cansada fuera del sendero, sin ver más espacios que el de los abismos. Trae a mi memoria que también hay puentes, que también hay alas que aun no hemos visto…
Que vamos armados de fe y de bravura, que seremos siempre lo que hemos creído. Que somos guerreras de la vida plena, y todo nos guía hacia nuestro sitio.

Que un primer paso y que un nuevo empeño, nos lleva a la forma de no ser vencidas. Que el árbol se dobla, se agita, estremece, deshoja y retoña, pero queda erguido.
Que el único trecho que da el adelante es aquel que cubre nuestro pie extendido…
Si me ves cansada, fuera del sendero, solitaria y triste, quebrada y herida, siéntate a mi lado, tómame las manos, entra por mis ojos hasta mi escondrijo.
Y dime se puede e insiste: se puede, hasta que yo entienda que puedo lo mismo. Que tu voz despierte, desde tu certeza, a la que cansanda se quedó dormida.
Y tal vez, si quieres, préstame tus brazos, para incorporarme, nueva y decidida. Que la unión es triunfo cuando vamos juntas con el mismo brío…
Si me ves cansada, fuera del sendero, lleva mi mirada hacia tu camino Hazme ver las huellas, que allá están marcadas, de un paso tras otro por donde has venido…
Y vendrá contigo una madrugada, la voz insistente para un nuevo inicio. Que abriré otro rumbo porque sí, he creído, que siempre se puede…se puede, mi amiga…